Un nuevo estudio publicado el 5 de octubre de 2009 en la revista medica Pediatrics, pertenece a la Academia Americana de Pediatría, detectó que el indice de prevelencia de autismo, informado por los padres, era de 1 por cada 91 niños estadounidenses, incluyendo a 1 de 58 varones. En algunas zonas a aumentado en un 600% la cantidad de niños austistas en los ultimos 10 años.
Los medicos no pueden explicar claramente qué es y como se produce (de hecho, actualmente no existen pruebas medicas para su diagnostico), de modo que se limitan a decir que es fundalmente de un problema de origen genetico, y ocasionado por una anomalía en el cerebro. Pero este falta de conocimiento no es generelizada; hay madres y investigadores que luchan por descubrir la verdad de este asunto, buscando sanar a sus hijos. Las personas que necesitan saber la verdad, tienen una actitud muy diferente para investigar que aquellas que desean ocultarla.
Un ejemplo de una madre que está en esta lucha es Jenny McCarthy una figura del cine y la TV norteamericana, que se ha involucacrado en este tema desde que su hijo fue diagnosticado como autista, al que luego curó con tratamientos naturales. Jenny junto con su pareja el actor Jim Carrey es una fuerte activista de la Fundación Generation Rescue
Muchos padres no tienen duda que el comportamiento autista de sus hijos comenzó poco después de recibir la vacuna MMR (sarampión, paperas, rubéola), alrededor de los 15 meses de edad. Los que fabrican esas vacunas dicen que no existe conexión entre ambos.
Jenny McCarthy puede decir que su hijo se ha curado del autismo. Eso también es algo que los medicos dice que no es necesariamente posible. “La razón por la que la comunidad medica se ve complicado con el tema, se debe a que estamos tratando y curando una lesión producida por una vacuna. En mi libro “Empowering Parents” (Poder a los Padres) hay una historia tras otra de padres que toman la salud por sus propias manos, esto es realmente una revolución” concluye Jenny.
En la marcha denominada “Greer our Vaccines” (Limpien nuestras vacunas) realizada el 4 de junio del 2008 en Washington D.C., 8500 familias se manifestaron. La intención era crear conciencia respecto de que 36 vacunas en los primeros años de vida de un niño es “execivo y muy prematuro”, además que se deben retirar las vacunas los ingredientes conocidos como tóxicos, y que el autismo, deficit atencional con hiperactividad y otros trastornos neurologicos, no pueden considerar dañps colaterales aceptables dentro del programa de vacunaciones. Los discursos estuvieron a cargo de Jenny McCarthy, Jim Carrey, Robert F. Kenendy Jr., Boy Haley PhD, el Dr. Jay Gordon y el Dr. Jerry Kartzinel.
El testimonio de una madre de un autista y los cambios en la dieta
Para ilustrar cómo la dieta afecta al autismo, se relata a continuación con la experiencia de Karyn Seroussi, cuyo hijo Miles fue diagnosticado como autista a los 18 meses de edad:
“En 1995 nuestro pedriata nos derivó a una consulta con el psicologo, porque Miles no parecia entender nada de lo que deciamos. Se había desarrollado con toda normalidad hasta los 15 meses de edad, pero luego dejo de decir las palabras que habia aprendido y empezó a desaparecer dentro de sí mismo. Pensamos que sus infecciones crónicas al oído eran responsables de su silencio, pero en un periodo de 3 meses, llegó a estar realmente sumergido en su mundo. Repentinamente, nuestro niño feliz parecía no reconocernos y tampoco a su hermana de 3 años.”
“Miles no hacía contacto visual ni siquiera trataba de comunicarse señalando o gesticulando. Su comportamiento se volvió cada vez más extraño: arrastrab su cabeza al suelo, caminaba de puntillas (común en los niños autistas), hacía sonidos guturales, y pasaba largos períodos de tiempo repitiendo una acción. A menudo gritaba sin consuelo, negandose a ser sostenido o consolado. Y además desarrollo una dierrea crónica.”
“Nos dijieron que Miles llegaria a su adultez severamente incapacitado. Sólo podíamos esperar que con la terapia de comportamiento se le pudieran algunas habilidades sociales que nunca lograria captar por sí mismo.”
“Buscando la razón de porque nuestro hijo había cambiado tan dramáticamente, me encontré con libro en el que se mencionaba con un niño autista, cuya madre creía que sus sintomas habian sido causados por una “alergia cerebral” a la leche. Esto sonaba muy extraño, pero la idea quedo dando vueltas en mi mente porque Miles tomaba un gran cantidad de leche (más de 2 litros diarios), además de queso, fideos y Cherrios (cereales), era casi lo unico que consumia.”
“Me di cuenta que las infecciones del oído de Miles habían comenzado cuando tenía 11 meses de edad, justo después de haberle cambiado la formula de leche de soja por leche de vaca, así es que decidí eliminar todos los productos lácteos de su dieta.”
“Lo que sucedió a continuación fue poco menos milagroso. Miles dejó de gritar, no pasaba tanto tiempo repitiendo acciones, me tomaba la mano cuando quería bajar las esacleras. Dos semamas después, teniamos a una cita con un conocido pediatra especialista en desarrollo. El médico sometió a Miles a una serie de pruebas y nos hizo muchas preguntas. Le describimos los cambios en su comportamiento desde que había dejado de consumir productos lacteos. Finalmente, el especialista nos miro con tristeza y dijo: Lo siento su hijo es autista. Admito que el tema referido a la alergia a la leche es interesante, pero no creo que pudiera ser responsable del autismo de su hijo.”
“Estbamos muy desanimados, sin embargo con el correr del tiempo, Miles seguia mejorando. Una semana más tarde, cuando la tomé para sentarlo en mi regazo, hicimos contacto visual y me sonrió , eso me hizo llorar. Miles dormía cada vez mejor pero su diarrea persistia.”
“Investigando en internet, encontré una gran cantidad de información sobre el autismo relacionandolo con la leche. Los investigadores Karl Reichelt en Noruega y Paul Shattok en Inglaterra tenian evidencia preliminar para validar lo que los padres habían estado informando durante 20 años: la leche, los productos lácteos y derivados exacerban los sintomas de autismo.”
“ Mi esposo Alan que tiene un magíster en química, obtuvo articulos de revistas que los padres habían mencionado en internet y los leyó cuidadosamente. De acuerdo a lo que me explicó, existe la teoría de que un subtipo de niños con autismo, descompone las proteínas la leche (caseína) en péptidos que afectan al cerebro, de la misma forma que lo hacen las drogas alucinógenas. Un grupo de cientificos había descubierto que en la orina de los niños autistas, contenian opiáceos, una clase de sustancia adictiva que incluye el opio y la heroína. Los investigadores llegaron la conclusión de que estos niños carecen de una enzima que normalmente descompone los péptidos, de alguna manera, se filtran en el torrente sanguineo antes de que puedan ser digeridos.”
“Alan también me dijo que el otro tipo de proteína que se descompone en una forma tóxica es el gluten, que se encuentra en el trigo, avena, centeno y cebada. Comúnmente añadido en miles de alimentos envasados. La teoría hubiera sonado inverosímil para mi esposo cientifico si no hubiese visto por sí mismo los cambios dramáticos en su hijo Miles, y no hubiese recordado como nuestro pequeño había autolimitado su dieta a alimentos que contenian trigo y lácteos. Dentro de las primeras 48 horas en una dieta libre de gluten, Miles de 22 meses de edad, detuvo su diarrea crónica, y su equilibrio y coordinación mejoraron noteblemente. Dos meses más tarde empezó a hablar. Sin embargo aún así los medicos que atendían a Miles ridiculizaban la conexión que hay entre el autismo y la dieta.
“Entonces yo y mi esposo decimos a convertirnos en expertos. Empezamos a asistir a conferencias sobre el autismo, y contacatarme con estos investigadores europeos. También organicé una comunidad de apoyo para otros padres de niños autistas. A pesar de que el comienzo, algunos padres no estaban interesados en explorar la intervención dietetica, a menudo a cambiaban de opinión después de conocer a Miles. No todos los niños con autismo respondieron con la dieta, pero al final hubo alrededor de 50 familias locales que consumian una dieta libre de gluten y caseína, con exelentes resultados. Ahora Miles a los 3 años despareció su autismo y tiene una vida completamente “normal”.
“En 1997 comencé con un boletín informativo y una organización internacional llamada Autism Network for Dietary Intervetion ANDI (Red de Autistas por la Intervención Dietética), junto con otra mamá la dra. Lisa S. Lewis , autora del libro “Special Diets for Special Kids” (Dieta Especiales para Niños Especiales).”
Usted puede leer la historia completa y más información en http://madresguerreras.scoom.com/caso-de-curacion-de-autismo-por-karyn-seroussi
La digestión y el autismo
La Dra. Natasha Campbell-McBride establece en su libro “Gut and Psychology Syndrome”, una conexión entre las funciones del sistema digestivo y el cerebro. Descubrió que el denominador común entre los niños con autismo, déficit atencional con hiperactividad, dislexia, dispraxia, y problemas de aprendizaje, de comportamiento, y conducta social, es que su flora intestinal normal, se encuentra disminuida o sencillamente no existe.
Su trabajo se centra en cómo se desarrolla el sindrome y cómo tratarlo efectivamente a través de un solido protocolo de nutrición, como una forma natural para prevenir el autismo, deficit atencional, dislexia, dispraxia, depresión y ezquizofenia.
La doctora trabajó como neuróloga y neurocirujano en Rusia, y actualmente vive en Inglaterra. Su hijo, a la edad de 3 años fue diagnosticado como autista severo. “Después de examinar sus profundas anomalías digestivas, encontré que mi profesión no tenía nada ofrecerle a mi propia hijo. Ahora tiene 15 años y esta curado. Ese fue un acontecimiento trascendental en mi vida que me llevo fuera de la corriente tradicional.
Aditivos alimentarios y el autismo
Muchas aditivos en los alimentos están implicados en las causas del autismo. Entre ellos se encuentra el aspartamo, que se piensa que aumentado la incidencia de autismo en los bebes nacidos de mujeres que consumen esta sustancia durante el embarazo. (Madrona)
Se ha demostrado que el colorante alimenticio amarillo, desminuye en el organismo la absorción de vitamina B6, un nutriente de que muchos niños autistas sufren deficiencia. También se ha probado que algunos alimentos medicamentos provocan una disminución de la vitamina B6 en el cuerpo, lo que puede explicar porque algunos niños son diagnosticado con autismo después de someterse a tratamiento por otras enfermedades. (Calbom)
Desintoxicación en la dieta en el autismo
La curación del autismo no se basa solo en lo que entra en el organismo, sino también en lo que sale de él. Es lógico pensar que en muchas de las cosas del autismo pueden estar realcionadas con el exceso de toxinas (pesticidas, mercurio, vacunas, gluten, lactosa), entonces parte de esa cura debe ser un programa personalizado de desintoxicación y medicina natural.
Algunas hierbas que pueden ayudar a eliminar la toxinas del cuerpo no solo para los autistas sin para todos son el alfalfa, diente de león, raíz de regaliz, zaragatona y malvavisco. Algunas hierbas que ayudan a sentirse más equlibrados y tranquilos son la manzanilla, lúpulo, hinojo, hierba gatera, valeriana y escutelaria. Cuando un niño no quiere tomar té de hierbas o jugos a base de hierbas, se pueden utilizar los aceites esenciales como aromaterapia o flores de bach.
Los aceites que calman y equilibran son: hinojo, manzanilla, geranio, rosa y salvia. El jugo de papa cruda es eficaz en la limpieza de metales pesados y toxinas en el cuerpo, seria efectivo utilizarlo en pequeñas porciones, así como los jugos de verduras frescas de todo tipo.
Fuente: El Guardian de la Salud